Juan José, Isabel, Begoña, Victoria, Alexandre, Esther y Vilomar, además de vivir en Ordes, comparten que tienen certificado de discapacidad o incapacidad laboral. La mayoría supera los 50 años, salvo Begoña y Vilomar, y todos desean tener una oportunidad para incorporarse al mercado laboral. Quieren trabajar, necesitan trabajar.
Buscan por su cuenta y, al estar inscritos en la bolsa de empleo de COGAMI como demandantes, decidieron formar parte del Programa Integrado de Empleo. Este proyecto está diseñado para acompañar y apoyar a las personas con discapacidad, sirviendo como puente entre quienes buscan empleo y las empresas que necesitan mano de obra.
En busca de un futuro profesional
Este grupo de Ordes se reunió en la primera sesión grupal del Programa Integrado para compartir sus experiencias. Ya han comenzado a abrirse, relatando historias personales que abarcan desde largas trayectorias profesionales interrumpidas por problemas de salud hasta años dedicados al cuidado de familiares o experiencias migratorias. Hoy, todos comparten la misma ilusión: encontrar una nueva oportunidad laboral.
Para Mª Esther (59 años), ama de casa que decidió reinventarse tras un divorcio, “buscar trabajo es un trabajo en sí mismo. Lo más difícil es empezar”. Desde que ingresó en la bolsa de empleo de COGAMI, inició un proceso de formación en cursos de operaciones auxiliares y administrativas, y competencias clave. “La formación siempre es tiempo invertido”, expresa, “me gusta formarme, reciclarme, estar activa, pero piensas, ¿y cuándo voy a tener ingresos?”.
¿Pesan los años? Todos coinciden en que sí, pero para el mercado laboral. Juan José (59 años) regresó a Galicia tras trabajar 18 años en fábricas en Suiza. Ahora busca reciclarse en nuevos sectores. “El mercado laboral quiere gente con discapacidad, pero que trabaje como si no la tuviera. Sé que tengo que adaptarme y buscar algo que pueda desempeñar”.
Mª Isabel (55 años) emigró a Venezuela con tres años y regresó hace cinco a su pueblo natal. Le gustaría trabajar en el cuidado de personas mayores, ya que tiene experiencia y realiza voluntariado acompañándolas. “Este programa es importante porque nos motiva. Me gustaría trabajar, hacer algo que me mantenga activa”, señala.
Mª Victoria (56 años) también tiene amplia experiencia cuidando personas mayores y le gustaría desempeñar este trabajo en atención domiciliaria o limpieza. Aunque cuenta con experiencia, carece de una titulación que la respalde, por lo que decidió unirse al Programa Integrado. “La formación es tiempo invertido, pero también tienes otras obligaciones. Necesito orientación para saber hacia dónde dirigir mis esfuerzos”, comenta.
Para Alexandre (52 años), lo más difícil es encontrar esa primera puerta abierta para la inserción. Según él, “el problema es que nos den la primera oportunidad, que nos dejen demostrar que podemos hacer el trabajo”.
Vilomar (45 años) llegó de Venezuela en busca de más oportunidades. Con amplia experiencia en talleres de costura, le gustaría desempeñarse en el sector textil. “Hay trabajos que puedo hacer, pero necesito que alguien me dé la oportunidad”.
La más joven del grupo, Begoña (37 años), expresó estar desanimada en su búsqueda de empleo. Contó que ha enviado más de 1.000 currículums y, aun así, no pierde la esperanza. “Ves que contratan a otras personas y a ti no. Eso desanima, pero sigo buscando”.
Un camino con apoyo
Cada una de estas historias refleja las dificultades, pero también la fuerza y determinación de quienes no se rinden. Confían en que programas como este, financiado por la Consellería de Empleo, Comercio y Emigración y el Ministerio de Trabajo y Economía Social, sean el puente entre quienes buscan trabajo y las empresas que necesitan mano de obra.
Además de esta sesión grupal, recibirán orientación personalizada, talleres de coaching y motivación, simulacros de entrevistas, formación en habilidades sociolaborales, capacitaciones adaptadas a sus perfiles y prácticas profesionales en empresas locales.
Con apoyo, formación y confianza, cada uno de estos vecinos y vecinas de Ordes espera encontrar su lugar en el mercado laboral y demostrar que las segundas oportunidades son posibles.